¿Demasiada leche? Qué es la hiperlactancia y cómo manejarla con éxito y calma
- Dra. Lorimar Ortiz
- 7 ago
- 4 Min. de lectura

En el camino de la lactancia, muchas familias se preocupan por la producción de leche, sobre todo en los primeros días. Sin embargo, en algunos casos la preocupación se transforma: en lugar de producir poco, algunas madres producen demasiado. A este fenómeno se le llama hiperlactancia, y aunque suena como un “buen problema”, puede traer múltiples complicaciones tanto para la madre como para el bebé.
En este blog, te explicamos de forma sencilla qué es la hiperlactancia, cómo se manifiesta, qué la puede causar y cómo manejarla de manera segura. Todo esto basado en el protocolo clínico más reciente de la Academia de Medicina de la Lactancia Materna (ABM, por sus siglas en inglés), dirigido a profesionales de salud, pero con información muy útil para familias lactantes como la tuya.
¿Qué es la hiperlactancia?
La hiperlactancia, también llamada hipergalactia o sobreproducción de leche, ocurre cuando una madre produce más leche de la que su bebé necesita para crecer y desarrollarse según los estándares internacionales.
No existe una cantidad “oficial” que la defina, pero si una madre produce constantemente más de 1,200 mL diarios, podría estar en este rango.
Aunque suene positivo, producir demasiada leche puede causar molestias físicas en la madre y dificultar la lactancia del bebé.
¿Cómo saber si estás produciendo más leche de la necesaria?
Los síntomas pueden presentarse tanto en la madre como en el bebé. Aquí te los resumimos:
Síntomas en la madre:
Senos persistentemente llenos o muy duros.
Dolor en los pezones o el pecho.
Goteo constante de leche.
Ductos tapados, mastitis o infecciones frecuentes.
Vasoespasmos (dolor en los pezones por cambios de temperatura).
Producción excesiva incluso sin estimulación.
Síntomas en el bebé:
Atragantarse, toser o soltar el pecho al comer.
Dificultad para mantener un buen agarre.
Rechazo al pecho o llanto durante la toma.
Aumento excesivo de peso.
Cólicos, gases, reflujo o heces explosivas y verdes.
¿Por qué sucede?
La hiperlactancia puede tener tres causas principales:
1. Autoprovocada (sin querer):
Ocurre cuando la madre sobreestimula la producción, por ejemplo:
Por temor a no tener suficiente leche en el futuro.
Por querer almacenar demasiada leche antes de volver al trabajo.
Por el uso excesivo de extractores o galactogogos (productos que aumentan la leche).
2. Iatrogénica (causada por recomendaciones médicas):
A veces, los profesionales de salud pueden sugerir medicamentos o prácticas para aumentar la leche sin dar seguimiento adecuado, lo que puede causar un exceso involuntario.
3. Idiopática (sin causa conocida):
Es cuando la madre produce demasiada leche sin una razón clara. Algunas mujeres simplemente tienen una mayor sensibilidad a las señales de producción o más tejido glandular en los senos.
¿Qué se puede hacer para manejarla?
Antes de recurrir a medicamentos, se recomienda comenzar con intervenciones de bajo riesgo. Aquí te las explicamos:
✅ Intervenciones conductuales:
Evitar bombear o extraer leche innecesariamente.
No consumir galactogogos sin orientación profesional.
Recibir orientación sobre cuánta leche realmente necesita tu bebé.
Usar la posición de lactancia recostada para reducir la velocidad del flujo de leche.
Masajear suavemente los senos antes de amamantar para ayudar al bebé a recibir leche más rica en grasa.
✅ Técnica de “block feeding” o alimentación por bloques:
Alimentar al bebé de un solo seno durante un periodo de 3 horas.
Cambiar de seno en el siguiente bloque de tiempo.
Durante la noche, se puede amamantar de ambos senos libremente.
Si el otro seno se siente muy lleno, extraer solo lo necesario para aliviar.
⚠️ Este método debe hacerse bajo supervisión de un especialista en lactancia para evitar una caída drástica en la producción o complicaciones como mastitis.
Tratamientos naturales (fitoterapia)
Algunas plantas medicinales se han usado tradicionalmente para reducir la producción de leche, aunque no todas tienen respaldo científico sólido. Algunas incluyen:
Menta: usada oralmente o en aplicación tópica (con precaución por posibles efectos en el bebé).
Salvia: puede tomarse como infusión, pero se debe monitorear su efecto.
Jazmín: en algunos países se colocan flores sobre los senos como método natural.
Chasteberry (Vitex agnus-castus): controversial y con efectos hormonales; su uso debe ser supervisado.
Medicamentos que pueden ayudar
En casos severos y persistentes, bajo orientación médica, se pueden usar medicamentos como:
Pseudoefedrina: común en descongestionantes, puede disminuir la producción en algunas mujeres.
Anticonceptivos combinados: con estrógeno, usados después de las 6 semanas posparto.
Cabergolina o bromocriptina: fármacos que inhiben la prolactina; reservados para casos muy severos.
Nota: Estos tratamientos requieren estricta vigilancia médica, ya que pueden suprimir la producción de leche completamente.
¿Cuándo buscar ayuda?
Si estás sintiendo dolor, molestias frecuentes o notas que tu bebé tiene dificultades para alimentarse, consulta con una consultora de lactancia o un profesional de salud especializado. La hiperlactancia no siempre requiere intervención médica, pero un buen acompañamiento puede evitar problemas mayores.
Cada cuerpo y cada lactancia es única. Producir demasiada leche puede parecer una bendición, pero también puede afectar el bienestar emocional y físico de la madre y el bebé. La clave está en el acompañamiento individualizado, basado en evidencia y con compasión.
Si estás atravesando un momento de incertidumbre con tu lactancia, no estás sola. Busca apoyo, haz preguntas, y confía en que con la guía adecuada, puedes lograr una lactancia saludable y placentera para ti y tu bebé.
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