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Dolor neuropático en el pezón durante la lactancia: qué es y cómo reconocerlo

  • Foto del escritor: Dra. Lorimar Ortiz
    Dra. Lorimar Ortiz
  • 14 ago
  • 4 Min. de lectura
Mamá alimentando a su bebé
Descubre qué es el dolor neuropático en el pezón durante la lactancia, cómo diferenciarlo de otros problemas, sus causas y opciones de tratamiento para seguir amamantando sin dolor.

Amamantar es una experiencia única y, para muchas familias, profundamente gratificante. Sin embargo, no siempre es un camino libre de retos. Uno de los problemas menos conocidos —y a menudo mal diagnosticados— es el dolor neuropático en el pezón. Este tipo de dolor puede llegar a ser tan intenso que algunas madres sienten que no pueden continuar con la lactancia, y es importante saber que no es algo que debas aguantar en silencio: existe, tiene causas reales y hay maneras de abordarlo.


¿Qué es el dolor neuropático en la lactancia?


El dolor neuropático en el pezón ocurre cuando los nervios implicados en la lactancia envían señales de dolor de manera exagerada o anormal. A diferencia de las molestias habituales del inicio de la lactancia (como el dolor por agarre incorrecto o grietas), este dolor no está necesariamente relacionado con un problema mecánico, sino con una alteración en la forma en que el sistema nervioso procesa la sensación.


Síntomas característicos


Las personas que lo experimentan suelen describirlo de manera muy intensa y gráfica, como por ejemplo:


  • Dolor desgarrador en el pezón, que empeora por la noche.

  • Sensación de que la boca del bebé raspa como papel de lija.

  • Tirones o sensación de mordisqueo constante.

  • Dolor como trozos de vidrio, hierro caliente o descargas eléctricas que se irradian por todo el pecho.

  • Sensación de corte con una navaja y luego contacto con jugo de limón.

  • Hipersensibilidad extrema: nada puede tocar los pezones —ni la ropa, el agua o el sostén.


Este dolor puede presentarse en cualquier momento, pero muchas madres lo notan más intensamente durante las tomas nocturnas o cuando están más cansadas.

Diferenciarlo de otros problemas.


El dolor neuropático no es lo mismo que las molestias iniciales de la lactancia, la mastitis o una infección por hongos. Tampoco es igual al Reflejo de Eyección de Leche Disfórico (DMER, por sus siglas en inglés), que se caracteriza más por síntomas emocionales negativos —como ansiedad, tristeza repentina o sensación de desesperanza— justo antes de la bajada de la leche. Sin embargo, en algunas mujeres, pueden coexistir el dolor neuropático y el DMER, haciendo que la experiencia de lactar sea física y emocionalmente difícil.


Impacto emocional y en la lactancia


Este dolor puede llevar a temer la hora de amamantar e incluso a evitar las tomas. Es importante reconocer que no es una cuestión de “aguantar” ni un fallo personal: es un problema médico que merece atención y tratamiento. No buscar ayuda puede llevar al destete no planificado y a sentimientos de culpa o frustración.


¿Qué hacer si crees que tienes dolor neuropático en el pezón?


  • Busca atención especializada: Un profesional con experiencia en medicina de lactancia puede ayudarte a identificar la causa y proponer un plan de manejo.


  • Registra tus síntomas: Anota cuándo aparece el dolor, su intensidad, qué lo empeora o alivia, y si está relacionado con las tomas nocturnas o el frío.


  • Explora opciones de tratamiento: Dependiendo del caso, puede incluir medicación (como ciertos antidepresivos usados para dolor crónico), cambios en la técnica de lactancia, terapia física especializada o medidas para proteger el pezón.


  • Cuida tu salud emocional: El dolor crónico puede afectar tu estado de ánimo. Busca redes de apoyo, grupos de lactancia o acompañamiento psicológico si lo necesitas.


Medidas para proteger el pezón y considerar diagnósticos asociados


En algunos casos, tomar medidas simples puede ayudar a disminuir el dolor mientras se aborda la causa principal. Por ejemplo:


  • Protectores de pezón de silicona ultrafina (en casos seleccionados y bajo supervisión).


  • Ropa holgada y materiales suaves, evitando fricción y presión directa.


  • Compresas de hidrogel o discos acolchados para reducir el roce.


  • Evitar cambios bruscos de temperatura y protegerse del frío después de la toma o la ducha.


💡 Nota clínica: Si el dolor empeora de forma marcada con el frío, es posible que además exista vasoespasmo del pezón. Esto ocurre cuando los vasos sanguíneos se contraen excesivamente, provocando dolor punzante, ardor y cambios de color (blanco, morado, rojo). El vasoespasmo puede coexistir con el dolor neuropático, y su manejo incluye mantener calor constante en la zona, evitar la exposición a corrientes frías y, en algunos casos, tratamiento vasodilatador bajo indicación médica.

Educar para reconocerlo y reducir el estigma del tratamiento


Uno de los mayores retos con el dolor neuropático en la lactancia es que pocas personas —incluyendo profesionales de la salud— saben identificarlo. Esto lleva a diagnósticos erróneos, retrasos en el tratamiento y, muchas veces, a que la madre piense que “es normal” o que “solo tiene que aguantar”. Necesitamos hablar más de este diagnóstico en consultas, talleres de lactancia y espacios comunitarios, para que más familias y profesionales sepan reconocerlo a tiempo.


Además, como sociedad debemos reflexionar sobre el estigma en torno al uso de medicamentos psicotrópicos, como los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (SSRIs), durante el periodo perinatal. Estos fármacos no solo se utilizan para depresión y ansiedad, sino que también pueden ser muy efectivos para el dolor neuropático. Sin embargo, todavía existe resistencia a su uso, incluso cuando la evidencia respalda su seguridad en la lactancia y su potencial para mejorar significativamente la calidad de vida.


Vivimos en una sociedad donde cortar un frenillo —un procedimiento invasivo— suele ser más aceptado y promovido que iniciar un tratamiento con un medicamento psicotrópico. Esta contradicción habla de nuestros sesgos culturales: estamos más dispuestos a aceptar intervenciones quirúrgicas que aquellas que abordan la salud mental o el dolor crónico desde la neuroquímica.


Es urgente que, como comunidad, normalicemos las conversaciones sobre salud mental y neurodolor en la lactancia, basándonos en evidencia y priorizando el bienestar integral de la madre y el bebé.

Educar, visibilizar y eliminar prejuicios no solo permitirá que más familias reciban el tratamiento adecuado, sino que también abrirá la puerta a experiencias de lactancia más saludables y satisfactorias.


Referencias:

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